¿QUÉ SOMOS?

¿De verdad crees que eres lo que ves cuando te colocas delante de un espejo?

Imaginad un mundo habitado por máquinas, cada una de ellas lleva un ordenador central con piloto automático pero ignora que también lleva dentro  un conductor  que lo hace funcionar, este coche o máquina cree que funciona por sí mismo,  ha tintado los cristales, ha bloqueado sus puertas, ha llegado a creer que funciona por sí solo…El conductor que ama su coche, pues es el que le han adjudicado para su trabajo, sigue manteniéndole en funcionamiento, se enfada :le manda múltiples señales para que se de cuenta de que él existe, que es quien lo mantiene en marcha, que podría desconectarlo: un frenazo, un acelerón, un cambio de marcha, un ralentí, un volantazo, fallos eléctricos…, el coche siente todas estas molestias pero las asume como desgaste o como fruto de la edad y culpa del mundo que le rodea. Así que va al taller para que otras máquinas vean qué le pasa y que intenten arreglarlo. Sale del taller como nuevo, le han cambiado las bujías, el líquido de frenos, le han nivelado las ruedas y sale a la calle convencido de que vuelve a tener el control…pero el conductor sigue dentro…al mando…¿Se dará cuenta la máquina de que depende de la voluntad del conductor para seguir en mancha antes que éste lo de por imposible y decida abandonarlo, enviarlo al cementerio de coches, para volver a la central a que le adjudiquen otro?

Nosotros, coches en marcha, vamos a tomar en consideración al conductor que llevamos dentro, vamos a sincronizarnos con él para conocer cual es su trabajo y ayudarle a que pueda desempeñarlo lo mejor posible pues de esta forma,  nos conservará hasta el final de la misión y nosotros adaptándonos a sus necesidades y a sus peculiaridades nos sentiremos y  funcionaremos mejor. Evitaremos así  múltiples averías causadas por la soberbia e incluso el propio conductor se encargará de arreglarnos fallos de los que ni nos habíamos percatado. Nosotros le cuidaremos y atenderemos sus órdenes y el cuidará de nuestra máquina hasta el final…

La medicina alopática cuida de la máquina:

Los hospitales son los talleres con ingenieros y mecánicos muy preparados, dotados con las últimas técnicas para el arreglo de averías y abolladuras…de las máquinas.

¿Quién es, cómo se alimenta , qué tarea tiene, quien le da las órdenes, qué necesita de mí el conductor que llevo dentro? ¿Quién se ocupa de su bienestar y de su salud ?

Reparar el coche será algo temporal si seguimos ignorando al conductor, volverá a averiarse...

El cuerpo humano como máquina, por muy perfecta que sea, con los años tendrá que comenzar a pasar la ITV. Una vez cumplida la tarea, el conductor deberá reemplazarlo por otro para el nuevo trabajo. Esto es inevitable pero si trabajamos juntos, conductor y máquina, la tarea será mas eficaz y placentera.

Mas importante aún: No adelantemos el final creyéndonos lo que no somos, ignorándo lo que en verdad somos.

Hemos sido creados de Luz y Sonido .
Sus secuencias vibratorias produjeron la materialización geometrica de una maravillosa ingenieria orgánica a semejanza, no copia exacta, del Todo.
Tratar  el cuerpo como medio para sanarnos o perfeccionarnos es como atender solo a la carroceria de un auto para que funcione a la mayor perfección.
Desde aquí trataremos de dar respuestas y medios para solucionar o aliviar los obstáculos que nos dificultan o acortan la vida.
Atenderemos la carcasa(cuerpo) de la maquinaria pero comenzando por atender el motor(mente) y al conductor que la lleva(alma) bajo la dirección de su inventor manteniendo nítida la conexión con LA FUENTE.